RENOVACIÓN
Y CRISIS
Josefina
Zoraida Vázquez
El siglo xx mexicano atestiguó cambios increíbles. Hacia 1910 sus 1 972
546 km2 albergaban poco más de 15 000 000 de habitantes, es decir, estaba casi
despoblado y, aunque había empezado a industrializarse, seguía siendo
predominantemente rural. Sus ciudades eran pequeñas y su capital no llegaba a
500 000.
Con el paso de las décadas del siglo XX, la creciente industrialización
y la multiplicación de carreteras y rutas aéreas incrementaron la comunicación
entre las regiones, aumentando su identificación pero sin borrar el carácter
multinacional del país. La mayor transformación la produjo la explosión demográfica.
Las familias extendidas se hicieron nucleares y empezaron a reducir su tamaño
en la década de 1970, bajo el lema “la familia pequeña vive mejor”. La
acelerada industrialización y los servicios de salud, con el establecimiento
del Seguro Social durante la década de los cuarenta, favorecieron una explosión
poblacional y urbanización que empezaron a ser notables a fines de los años
cincuenta, obligando a Jaime Torres Bodet, al hacerse cargo de la Secretaria de
Educación en 1958, a considerar la necesidad de una planeación a largo plazo.
Con base en las proyecciones demográficas del Banco de México, se elaboró el
Plan de Once Años que contemplaba proyectos de emergencia para construir
escuelas, preparar maestros y publicar textos gratuitos.
EL FRACASO DE
UN INTENTO DE REFORMA (1964-1970)
Agustín
Yáñez, planteó la necesidad de una reforma educativa, pero pronto quedo en el
olvido. El crecimiento de la población había obligado al gobierno a mantener
los servicios educativos en expansión y crear la telesecundaria, que al
principio cubrió el área metropolitana y siete estados del centro. También se
buscó proveer los técnicos que el desarrollo del país requería con el
establecimiento de 125 escuelas técnicas, entre ellas ocho institutos
tecnológicos regionales. Una de las medidas menos afortunadas fue unificar el
horario en todo el territorio para poner al país en sintonía con el exterior y
dejar a los niños del campo libres para las cosechas del verano aunque los urbanos tuvieran clases en medio
de los rigores del invierno.
Desde
fines de los años cincuenta habían aparecido inconformidades sociales que
culminaron en el movimiento estudiantil de 1968, concluido en forma trágica. El
sistema político nacido en 1929, en el que el dominio total lo ejercía un partido
oficial, empezó a mostrar un deterioro hacia fines de los años sesenta.
¿UNA REFORMA
REVOLUCIONARIA? (1970-1976)
Víctor Bravo Ahuja empezó por propiciar la discusión de una nueva
ley de educación, promulgada el 13 de diciembre de 1973. La ley consideró la
educación como un proceso permanente con dos objetivos sociales: trasformar la
economía y la sociedad para modernizar las mentalidades y promover un orden
justo que distribuyera las oportunidades equitativamente. La SEP no pudo
ignorar la persistencia del analfabetismo, por lo que desde 1971 echó a andar
los Centros de educación Básica para Adultos (más tarde INEA) con nuevos métodos
y libros de texto. El crecimiento de la población hizo suficiente la oferta de
la educación media y superior, lo que se aprovechó para promover nuevos modelos
de educación media como el Colegio de Bachilleres. La fundación de la UAM y la
UAA vinieron a completar el empeño de renovar la educación superior. La SEP
fundó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONAYT), también creo la
Dirección General de Mejoramiento Profesional del Magisterio, que estableció la
licenciatura magisterial.
La elaboración de los textos se encargó a dos instituciones de investigación:
matemáticas y ciencias naturales al Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV-IPN) (que fundó un
Departamento de Investigación
Educativa) y español y ciencias sociales a El Colegio de México.
Los libros impulsaron el método de conjuntos en matemáticas, el lingüístico en
español y el uso de un lenguaje más llano que fomentara la lectura y la
capacidad de expresión.
Bravo Ahuja promovió el patrimonio cultural mediante la ley de
mayo de 1972 para vigilarlo, además de patrocinar excavaciones y la
restauración de monumentos históricos.
NUEVOS
INTENTOS CON MAYOR PRESUPUESTO (1976-1982)
El endeudamiento y el gasto acelerado desembocaron en una gran
devaluación en 1976 una inflación que afecto la credibilidad del gobierno. La
educación mantuvo su estatus prioritario y el presidente en enero de 1977,
encomendó a su secretario de Educación, Porfirio Muñoz Ledo, un nuevo Plan
Nacional de Educación. Para poner en práctica el plan, se aumentó el gasto
educativo. Para enfrentar el analfabetismo urbano se promulgó en 1979 la Ley
Nacional de Educación para Adultos y al año siguiente se fundó el Instituto
Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). 1978, fundación de la
Universidad Pedagógica Nacional, el Consejo de Contenidos y Métodos Educativos
para ajustar programas y textos. Uno de los logros de Solana fue el aumento del
número de aulas y alumnado de educación básica. Se creó la red del Colegio
Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP).
Este abandonó el simple esquema de escolarización y lo reemplazó
con un proyecto pragmático de cinco puntos:
1) asegurar
la escuela primaria para todos los niños, castellanización y educación bilingüe
para grupos indígenas; aumentar la oferta de educación preescolar y secundaria,
ampliando la telesecundaria y diversas modalidades de educación técnica, de
acuerdo con las necesidades regionales.
2) Fomentar
la educación profesional agropecuaria, industrial y comercial de nivel medio
superior.
3) Elevar la
calidad de la educación mediante la investigación educativa, el mejoramiento de
la enseñanza normal y la capacitación del magisterio en servicio y la
evaluación del rendimiento escolar.
4) Favorecer
la atmósfera cultural con la promoción de la lectura, la difusión cultural a
través de medios masivos de comunicación y el impulso de la educación artística.
5) Elevar la
eficiencia administrativa del sistema, mediante la planeación y
descentralización de decisiones y trámites.
LA EDUCACIÓN
PÚBLICA, VÍCTIMA DE LA INFLACIÓN (1982-1988)
Miguel de la Madrid, asumió la presidencia y nombró al reconocido
intelectual y político Jesús Reyes Heroles para dirigir la SEP, quien
consideraba la educación como una tarea prioritaria del Estado. Su sustituto,
Miguel González Avelar, enfrentó los mismos problemas presupuestales. De la
Madrid estaba consciente de la necesidad de promover la investigación
científica, inyectándole recursos a la infraestructura para bibliotecas,
laboratorios y costosas computadoras. Se creó el Sistema Nacional de Investigadores
para favorecer el desempeño de los investigadores de tiempo completo, con becas
que compensaran los raquíticos sueldos.
En vísperas de la última década del siglo México no había logrado
elevar la calidad de la educación. De 1970 a
1981, había aumentado el porcentaje del PIB gastado en educación de 1.76 a
5.5%, pero de 1982 a 1988 se redujo de 3.25% a 2.84%. Esto obligó a dejar de
lado proyectos importantes, al tiempo que la situación hacía a muchos
estudiantes abandonar las aulas.
Para la década de 1980 todos los estados tenían universidades públicas
pero un presupuesto insuficiente y carencia de personal. El empobrecimiento y
la erosión del partido oficial generaron mayor politización, lo que haría muy
competidas las elecciones de 1988.
LA MODERNIZACIÓN
EDUCATIVA (1988-1994)
Carlos Salinas de Gortari, fue declarado electo. Salinas anunció
poco después de la toma de posesión la creación del Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes CONACULTA. El presidente consideraba indispensable el estímulo
de la investigación de punta para liberar a México de la dependencia científica
y tecnológica. El Banco Mundial recomendó que se diera prioridad a la educación
básica. Zedillo anunció que la educación básica obligatoria comprendería
preescolar, primaria y secundaria.
El plan de modernización de octubre de 1989 partía de un
diagnóstico pesimista que subrayaba los rezagos: más de 4 000 000 de analfabetas
mayores de edad, más de 20 sin primaria completa y en algunas regiones
indígenas, 100% de analfabetismo. El uso de medios electrónicos para alcanzar
zonas marginadas (urbanas y rurales) y eliminar la enseñanza por áreas de
estudio fueron las nuevas metas. Se pretendía reducir las desigualdades
geográficas y sociales, hacer más eficiente y de calidad la enseñanza, mediante
el reentrenamiento de los maestros, integrar la educación al "desarrollo"
y utilizar modalidades no escolarizadas. Se buscó involucrar a los padres,
maestros y grupos organizados como las Iglesias y los sindicatos.
Un sexenio que estuvo lleno de cambios atrevidos y con vista al
exterior descuidó el interior. La importancia que el presidente le dio a la
firma del Tratado de Libre Comercio lo distrajo tanto que no se percató de la
gestación de un movimiento rebelde en el sureste. Eso hizo que el levantamiento
en Chiapas, el 1º de enero de 1994, sorprendiera tanto al gobierno como a los
habitantes. Esto, sumado al asesinato del candidato oficial a la presidencia y
a la abrupta privatización de empresas estatales y bancos, sospechosas de corrupción,
influyó en un desastroso fin de sexenio.
LA EDUCACIÓN
AL SERVICIO DEL DESARROLLO (1994-2000)
Zedillo sabía que el contexto internacional consideraba a la
ciencia como motor de la economía, por lo que le dio prioridad a la educación y
la investigación. Nombró a Miguel Limón para la SEP. El proyecto educativo se
centró en combatir la baja escolaridad, dando educación básica de 12 años a
todos los mexicanos, desterrando el analfabetismo y capacitando para el
trabajo. Se mantuvo la búsqueda de una educación de calidad. La SEP renovó los
libros de texto de español y matemáticas, publico un Atlas geográfico
universal. Se creó también un Sistema Nacional de evaluación. Las autoridades
intentaron mejorar las escuelas normales y se amplió el sistema de estímulos
económicos para maestros. Continúo promoviéndose la cultura mexicana en el
extranjero.
La obligatoriedad de la educación básica aumentó la demanda en sus
tres niveles, en especial el secundario. Como forma de apoyo, en 1997 se
estableció un programa de becas a niños necesitados de primaria y secundaria,
especialmente a las niñas, tan relegadas en zonas rurales, y se extendió el
programa de libros de texto gratuitos para secundaria.
En 1997 se puso en marcha una red escolar de 32 centros. Las becas
se extendieron para estudios de posgrado en el extranjero y en instituciones de
excelencia en el país. Estos logros desmerecieron ante la apatía mostrada por
el gobierno para colaborar en la solución de una huelga que paralizó a la UNAM
durante un largo año.
LA EDUCACIÓN DEL CAMBIO (2000-2006)
Fox
había insistido en la enseñanza del inglés y la provisión de computadoras a las
escuelas públicas. Se establecieron escuelas de calidad con un horario completo
y la Enciclomedia para 5° y 6° grados de primaria, con la enseñanza del inglés.
La enciclopedia es un recuso que complementa la información ofrecida en los
libros de texto con material atractivo. México entra al siglo XXI sin lograr
renovar la educación. El crecimiento desbordado de la población escolar se ha
convertido en un gran obstáculo para mejorar la calidad y aumentar la
permanencia de los alumnos en el aula. Como sentencio un evaluador
internacional, “la calidad de un sistema educativo no puede exceder la calidad de
sus maestros”.
Las
evaluaciones y recomendaciones de la OCDE mostraban que México tenía 0.95
investigadores por cada 1 000 habitantes en contraste con el promedio de 7.9 de
otros países de la organización, por lo que el gobierno aumentó los recursos
para los estudios de posgrado. El modelo de "Educación para la vida y el
trabajo" pasó a cargo del INEA, con un programa de becas para madres
jóvenes y la publicación de una guía para padres, blanco de un rechazo general por
su tendencia ideológica conservadora. Se pretendió generalizar la lectura y el
deporte y el entrenamiento de deportistas sobresalientes, sin resultados
tangibles.
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ResponderEliminarEl cristianismo sintió profunda aversión por el cultivo del cuerpo y de la mente, sustituyendo a ambos por el culto al espíritu. La flagelación y mortificación del cuerpo sustituyó a las prácticas deportivas y la plegaria y la teología desplazaron o sojuzgaron a la sofística y a la filosofía.